Si le preguntaras a un ciclista con o si experiencia ¿cuál ha sido la experiencia más incómoda que han tenido en una carrera? Recibirás respuestas como: un golpe de calor, una pálida, un desmayo, una caída, un calambre.
De todas ellas, seguramente “un calambre” sería la más común.
Y es que, de hecho, todo ciclista (o casi todos), aficionado o profesional, seguramente ha sufrido alguno, al menos una vez, y segurísimo que le ha pasado en el momento menos apropiado, jejejeje, aunque no creo que haya un momento apropiado para que te de uno.
¿Qué es exactamente un calambre?
Palabras más, palabras menos, un calambre es una contracción muscular involuntaria, debido a ella, se corta la circulación sanguínea, y por ende de oxígeno, hacia el músculo, por ello, comienza un dolor intenso, que muchas veces imposibilita hasta mover la zona en la que ocurre, y no es sino hasta el momento que se logra vencer esta contractura que el dolor desaparece.
En el ciclismo, las zonas más susceptibles a sufrir esto espasmos musculares son las pantorrillas en primer lugar, también ocurre en los cuádriceps, la parte posterior del muslo y, en algunos casos, la planta del pie. Obviamente, se puede contraer cualquier otro músculo, por ejemplo, en el mtb, es posible que aparezca un calambre en los brazos u hombros.
¿Por qué se producen los calambres?
Existen diversas razones por las que se producen los calambres al entrenar o competir con nuestra bicicleta:
1) El exceso de entrenamiento suele ser la principal causa de calambres en las piernas.
2) La falta de entrenamiento también es una de las causas, ya que, al no tener el músculo entrenado y pasarnos de la raya, este puede sufrir una acidosis muscular que seguramente se convertirá en una contractura.
3) La deshidratación por el sudor es una de las principales causas, ya que, al perder una alta cantidad de electrolitos a través de nuestra piel, disminuye la capacidad del musculo de recuperarse.
4) No tener debidamente ajustada la bici (el asiento y el volante), hace que estemos en una posición poco adecuada, lo que se traduce en sufrir calambres mientras andamos en la bicicleta.
5) Llevar una relación muy pesada durante un tiempo prolongado de pedaleo es otra de las causas de los calambres al ir en bicicleta, ya que sometemos a nuestros músculos a un ejercicio anaeróbico que produce mucho ácido láctico que se acumula en nuestros músculos y causa acidosis. Es preferible ir con una cadencia media o alta, aunque avancemos menos.
¿Qué debo hacer para evitar los calambres?
Evitar sufrir de calambres al ir en bicicleta es muy sencillo.
1) Lo primero que debes hacer para evitar que te den calambres al ir en bicicleta es hidratarte correctamente, no solamente con agua, también debes consumir electrolitos que repongan los que pierdes a través del sudor.
2) Calienta adecuadamente antes de subirte a la bicicleta, o sobre ella, antes del entrenamiento o competencia.
3) Estira correctamente antes y después del entrenamiento o competencia, de manera que tus músculos mantengan su tono y elasticidad, así también evitarás sufrir de calambres.
4) Cuando vayas a hacer entrenamientos largos, trata de mantenerte en tu zona aeróbica lo más posible (salvo, obviamente, que debas hacer un trabajo específico, de series, o de fuerza, por ejemplo, eso sí, estira después)
¿Qué debo hacer si me da un calambre mientras voy en la bicicleta?
Lo primero y principal es no perder el control, sabemos que un calambre no avisa cuando lleva, que es un dolor repentino, pero perder la calma puede convertir el episodio en un accidente, una caída, un mal golpe.
Si llega el calambre, trata de detenerte, mejor si encuentras un lugar en el que te puedas sostener para bajarte de la bicicleta.
Hidrátate, y trata de aflojar la zona contraída con un masaje, créeme, en lo que aflojes, va a pasar.
Hay quienes valientemente siguen pedaleando y comienzan a hidratarse, porque sí, el calambre pasa, la clave es saber aguantar y no desesperarse (sí, se dice fácil, lo sé).