Combinar alimentación y entrenamiento es lo clásico para perder peso. Una constante en todo atleta, pero sobre todo en los ciclistas.

Muchos métodos se usan y, en los últimos tiempos, el ayunar se ha puesto de moda, incluso combinado con el entrenamiento, a lo que en inglés se le conoce como el “Fasted Cardio”, y que en español llamamos simplemente hacer “cardio en ayunas”.

Sin embargo, hay que hacerlo de forma controlada, no a lo loco y, preferiblemente, como cualquier plan nutricional, acompañado de la guía de un especialista.

Como su nombre lo indica, el método consiste básicamente en salir a hacer cardio en la bici en ayunas, preferiblemente en la mañana, ya que, para que sea efectivo y se cumpla lo esperado, la ayuna debe ser de al menos 10 horas y, durante el día, es difícil hacerlo en estas condiciones específicas.

¿Por qué entrenar en ayunas? Bueno, básicamente, se aprovecha que tras las horas de ayuna de la noche, en nuestro cuerpo, el glucógeno está en sus niveles más bajos, cuando salimos a entrenar en estas condiciones, nuestro organismo, debido a la demanda de energía a la que lo estamos sometiendo, comienza a quemar grasas, pues es ahí a donde va a buscar la energía que está requiriendo.

Sabemos que el obtener energía de las grasas, es un proceso sumamente lento en comparación con hacerlo de los carbohidratos, sin embargo, al entrenar en ayunas, el consumo de las grasas, es decir, su descomposición y subsecuente absorción de energía, es mucho más rápida, llegándose a destruir incluso un 20% más que si el ejercicio cardiovascular se efectuara comiendo normalmente.

Ahora bien, este tipo de entrenamiento debe hacerse de forma controlada y levando un buen régimen de alimentación, porque de nada sirve perder algo de grasa en la mañana si la recuperamos después en nuestra ingesta diaria de alimentos. Además, con la pérdida de grasa de esta manera, también se corre el riesgo de perder proteínas, es decir, masa muscular y, por ende, perder fuerza y potencia.

Lo recomendable al aplicar este método es entrenar de forma ligera y en sesiones no mayores a 60 minutos y, por supuesto, bajo supervisión de especialistas.