El Movistar 2.0

El Movistar navegaba a la deriva el año pasado, asomando al precipicio del descenso, hasta que todo hizo un click en el último tercio de temporada. Desde entonces, la escuadra navarra es otra. Corredores que no habían ganado empiezan a hacerlo, otros que mostraban dudas ahora rebosan confianza... Una serie de cambios, especialmente en el aspecto mental, que dejan al equipo con unos grandes números cuando el calendario de carreras no ha hecho más que comenzar.

El Movistar finalizó febrero con seis victorias (no lo conseguían desde 2018), o lo que es lo mismo: segunda mejor marca de toda la historia de la estructura en los dos primeros meses de competición. Un éxito del que, curiosamente, forman parte dos de los nuevos fichajes, Fernando Gaviria y Ruben Guerreiro, y otros dos ciclistas que han estrenado su palmarés profesional, caso de Matteo Jorgenson y Einer Rubio.

“El balance es muy positivo. Creo que salimos de la línea del final del año pasado, donde ya se hizo muy bien. Desde verano y principio de otoño, creo que la tendencia es esa. Y hemos empezado en la misma línea, muy contentos y muy satisfechos”, explica a AS Iván Velasco, responsable técnico del Movistar, sobre el buen estado de ánimo que predomina en un equipo en el que han cambiado muchas cosas en los últimos tiempos: “No es por una razón en concreto, sino que se vienen dando pasos en una buena dirección en cuanto a entrenamiento, material, técnica... Tenemos le idea de ser competitivos en cada carrera. Se está consiguiendo que el equipo muestre otra imagen, que sea un poco más agresivo y busque diferentes corredores para hacer la carrera”.


Parte de la revolución del conjunto telefónico, que explica el éxito de “una fórmula que se centra en marcar objetivos e intentar cumplirlos más que dejar en el aire todo y que las cosas vayan llegando”, nace de su propio líder, un Enric Mas que goza de una renovada fortaleza mental encomiable. “La caída de Dauphiné le hizo mucho daño psicológicamente. Entró en un pequeño bucle muy malo. No se encontraba bien en las bajadas, no encontraba el feeling de nada y eso provoca que en el Tour no estuviera a su nivel. Hizo un ‘reset’ total para La Vuelta. Nos sorprendimos incluso nosotros dentro del equipo del cambio brutal que fue. Se ha dado cuenta que corriendo así­ y controlando las cosas que puede controlar y no preocupándose de otras cosas externas y que le pueden afectar, es más feliz, rinde más y está más contento”, analiza Velasco sobre una nueva versión del balear que nos hace soñar de cara a la próxima Grande Boucle: “Siempre hay que luchar, pero también hay que ser realistas. Pogacar, donde va, aplasta a los rivales. Vingegaard, el año pasado, se vio que estaba a su altura, al menos en el Tour. Hay varios corredores que quizá han demostrado un poquito más que él, pero con el nivel que estaba en el final de temporada pasada y tiene ahora se está acercando mucho. Vamos a ver hasta dónde es capaz de llegar, tenemos una gran ilusión con él y vamos a luchar por todo en el Tour”.

A ese ‘pequeño gran cambio de chip’ también ha aportado su granito de arena una de las caras nuevas. Y es que Guerreiro ha caído de pie en la escuadra azul con su etapa y general del Saudi Tour más su reciente podio en O Gran Camiño. “Esto es una familia. Es una estructura muy activa, muy consistente, con un ambiente muy inteligente. Y me gusta aprender, todavía tengo 28 años, pero sigo aprendiendo y creo que todavía no he llegado a mis límites”, explicó el portugués a AS a la conclusión de una ronda gallega que, tras dejar atrás una pequeña enfermedad que mermó su rendimiento en la Vuelta a Andalucía, le permitirá llegar en un óptimo estado de forma a sus siguientes objetivos: “Ahora iré a la Strade Bianche (este sábado), una carrera que me gusta mucho, no como esta contrarreloj de Santiago (bromea, ya que casi pierde el podio con Attila Valter). Me gusta mucho la tierra, a ver si tengo un poco de suerte y seguimos fuertes”. Todo fluye en el Movistar.

Después de una travesía en el desierto de 344 días sin victorias, el Movistar Team se cruzó en el camino de Fernando Gaviria (La Ceja, 28 años) como un oasis, un salvavidas con el que el colombiano empieza a recuperar su mejor punta de velocidad en las llegadas masivas. Así lo demostró en la cuarta etapa de la Vuelta a San Juan, como si de un viaje al pasado se tratara, donde superó en la volata a Peter Sagan con mucha autoridad.

La celebración, después de casi un año de sequía, estaba bien meditada. Mano derecha a la cara, con el dedo meñique extendido hacia la boca para simular una llamada de teléfono. Todo un guiño hacia la que considera su nueva “familia”. Fernando, además, empieza a cumplir su máximo objetivo en la escuadra telefónica, tal como confesó ante AS y otros medios españoles en los días previos a la carrera: “Mi objetivo es hacer feliz a Eusebio (Unzué)”.

“Desde que firmé contrato se me ocurrió esa celebración que he hecho, era una forma de agradecer al Movistar todo lo que han confiado en mí. Hoy han hecho un excelente trabajo. Estoy feliz de estar aquí, con estos chicos jóvenes que están dando todo por mí. El progreso que les veo es muy importante y la voluntad que tienen, me han demostrado que quieren hacer las cosas bien y se sienten felices de aprender algo nuevo. Eso merecía que diese el máximo por conseguir una victoria. Este equipo es como una gran familia y me han aceptado increíble. Eso me tiene muy feliz y me hace dar un poco más de mi en esfuerzo y en cuidarme con la comida”, analizó Gaviria en la rueda de prensa posterior a su victoria en relación a una ética de trabajo, criticada anteriormente por Matxin, su antiguo director en el UAE Team, que parece mejorada.

Tal como explicó el colombiano, la visión de carrera de Pablo Lastras fue clave para la consecución de la victoria. El director del Movistar en San Juan advirtió por radio a sus corredores que velocistas de la talla de Sam Bennett y Fabio Jakobsen, los dos primeros ganadores de etapa en la presente edición, estaban descolgados en los primeros puertos. Gaviria pidió a sus compañeros que rompiesen la carrera para evitar que irlandés y neerlandés regresasen al grupo, y el resto ya lo conocen.

Un trabajo coral con el que el colombiano logró su noveno triunfo de etapa en la carrera argentina y el 50º de su palmarés (no vencía desde el pasado 15 de febrero en el Tour de Omán): “Una felicidad enorme. La estaba buscando. Me preparé muy bien todo el invierno y hoy se dio. El equipo se comportó realmente a la altura, como vienen haciendo toda la semana. Ahora visto de líder, pero es anecdótico; seguramente el viernes en el Colorado iré último casi todo el día y llegaré perdiendo media hora (risas). Será un día para ir con la mayor calma posible y pensar en luchar por las dos etapas que restarán en el fin de semana”. Gaviria recupera la sonrisa en el Movistar.

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