La undécima etapa de la Vuelta a España fue una jornada marcada por la intensidad y la incertidumbre, con Orluis Aular destacándose en la escapada del día, pero sin que se registrara un ganador oficial debido a las protestas pro palestinas en la meta de Bilbao.
El líder de la carrera, Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike), siguió consolidando su posición al aprovechar el ataque demoledor de Tom Pidcock (Q36.5 Pro Cycling) en la última subida al Alto de Pike. El británico lanzó un potente arranque que solo Vingegaard pudo seguir, aunque logró despegarse momentáneamente en la parte más dura del puerto. Juntos descendieron hacia una meta improvisada establecida a 3 kilómetros del final, donde cruzaron con unos segundos de ventaja sobre sus rivales.
La organización decidió acortar y neutralizar la etapa debido a las protestas en la llegada, dejando la victoria sin dueño. Sin embargo, en el punto donde se tomó oficialmente el tiempo para la clasificación general, Pidcock y Vingegaard lograron arañar valiosos segundos frente a sus competidores, incluidos João Almeida y Félix Gall.
El británico se llevó además segundos de bonificación en la cima del Pike, reduciendo la diferencia con Vingegaard, quien incrementó su ventaja sobre Almeida en la general, consolidándose como maillot rojo con una renta de más de 50 segundos. Pidcock, cuarto en la general, se posicionó como una amenaza clara tras su gran demostración.
En sus declaraciones posteriores, Pidcock expresó su frustración: “Es difícil describir la decepción. Sentí que hoy era mi día. Creo que siempre debe haber una meta y un ganador; no estamos solo para dar vueltas.” Vingegaard, por su parte, reconoció sentirse desconcertado por la neutralización, pero destacó la valentía de Pidcock y la colaboración para sacar el máximo tiempo posible. “No creo que Tom supiera que no habría vencedor, porque siguió hasta el final. Yo sí lo sabía, así que paré a los 3 km.”
El equipo Visma-Lease a Bike hizo un trabajo impecable controlando la jornada en un día en el que todos buscaban la escapada. Solo dejaron pasar a tres corredores —entre ellos Orluis Aular—, y desde entonces mantuvieron la carrera bajo control hasta el tramo final.
La etapa fue de alta montaña, con siete puertos puntuables y ataques constantes desde el inicio, con corredores como Eddie Dunbar, Juan Ayuso, Mads Pedersen, Marc Soler, Mikel Landa y Santiago Buitrago marcando el ritmo. La jornada terminó empañada por las protestas, que obligaron a la organización a suspender oficialmente la lucha por la etapa y declarar los tiempos en el punto de los 3 kilómetros.
Jonas Vingegaard advirtió que la situación podía poner en riesgo la continuidad de la etapa, comentando que “la carrera podría quedarse sin ganadores” debido a las circunstancias en la llegada. Este episodio quedará en la memoria como uno de los días más convulsos e impactantes de esta edición de la Vuelta.