Perder peso en bici no es solo cuestión de pedalear más rápido o recorrer más kilómetros, sino de entender cómo cada tipo de rodada te ayuda a alcanzar tus metas. Las salidas de mayor duración, a ritmo constante, permiten quemar muchas calorías porque pasas más tiempo activo y favorecen el uso de la grasa como fuente principal de energía. Además, fortalecen tu resistencia muscular y mejoran la salud cardiovascular, creando una base aeróbica sólida para cualquier ciclista.
Por otro lado, los entrenamientos de alta intensidad, como los intervalos o sprints, elevan la quema de calorías por minuto y mantienen tu metabolismo activo incluso después de terminar el ejercicio, gracias al efecto EPOC. Estudios científicos han demostrado que este tipo de rutinas es muy efectivo para reducir la grasa corporal, especialmente en las piernas, y mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a controlar el peso a largo plazo.
Lo ideal es combinar ambos métodos según tu nivel, objetivos y tiempo disponible. Si eres principiante, las rodadas largas pueden ser más llevaderas. Si tienes poco tiempo, los intervalos intensos son una excelente opción. Recuerda que una buena alimentación es clave para ver resultados y mantener tu energía.
Conclusión: No se trata de elegir entre distancia o intensidad, sino de integrarlas en tu plan de entrenamiento para maximizar la pérdida de peso y mejorar tu rendimiento sobre la bici