El esloveno Tadej Pogacar tiene una de las mejores temporadas de siempre luego de que ganara hoy el Campeonato Mundial de Ruta. Después de ganar el Giro de Italia y también el Tour de Francia, Pogacar nos está mostrando una nueva manera de competir y, sobre todo, de ganar.
Hemos tenido ciclistas capaces de apabullar en la contrarreloj y así sentenciar una carrera como el español Miguel Induráin, arrasar en las subidas como lo hacía el italiano Marco Pantani, clásicomanos de lujo como el italiano Paolo Bettini, quien ganó Juegos Olímpicos y Mundial en el mismo año, o valientes de ataques lejanos en clásicas como el belga Tom Boonen, el suizo Fabian Cancellara y el eslovaco Peter Sagan. Pero uno capaz de hacer todo eso y sentenciar un mundial es algo al alcance de pocos. Ganar el Giro, el Tour y el Mundial en el mismo año era cosa de solo dos corredores… hasta hoy.
El belga Eddy Merckx en 1974 ganó su quinto Giro de Italia, su quinto Tour de Francia y su tercer mundial. Trece años después, el irlandés Stephen Roche también lograría “la triple corona” ganando Giro, Tour y Mundial. En 1989, el estadounidense Greg LeMond ganaría Tour y Mundial, pero no fue sino hasta ahora que este fenómeno llamado Tadej Pogacar consiguió el triplete.
Y no fue cualquier triunfo. Lo fraguó con un ataque a 100 kilómetros de meta, manteniendo a sus rivales a alrededor de un minuto, dando la sensación de que en cualquier momento podrían capturarlo, de que el ataque lejano era una locura, de que podría fundirse. Pero nada de eso pasó. Ni el campeón defensor neerlandés Mathieu van der Poel, hoy tercero, ni el campeón olímpico belga Remco Evenepoel pudieron capturarlo. Con ellos, un célebre pelotón reducido a Ben O’Connor (Australia), a la postre medalla de plata, ni unos valientes Ben Healy (Irlanda), Marc Hirschi (Suiza) y hasta un Enric Mas (España) que se dejó ver, fueron capaces de alcanzarlo. Fue el mundo contra Tadej y Tadej ganó.
¿Vemos un nuevo ciclismo o uno de hace cuarenta años? Para los que no echan mano de las investigaciones o que no tienen edad para recordar las hazañas de antaño, lo que hace Pogacar es único. Los que inician en el ciclismo tienen un nuevo patrón a seguir y eso nos traerá una nueva manera de correr y entrenar. Hoy el arcoíris tiene un matiz diferente, impreso en colores de una textura única por un ciclista de época y del cual se hablará por siempre en la historia del deporte.
Tadej Pogacar es el nuevo campeón del mundo.